A contrapelo de las derivas esteticistas de la obra de Deleuze y Guattari y en abierta discusión con las teorías “realistas” que asumen hoy que no hay un más allá de lo que ofrece el capital, Jun Fujita Hirose ensaya una lectura de este tríptico de filosofía política del dúo francés como forma de actualizar la pregunta por la revolución. Y lo hace en una coyuntura específica: la de la crisis del Covid 19. Un verdadero momento de destrucción creativa, dice, en el que se está instaurando un nuevo régimen de acumulación del capital, bajo la hegemonía tecnológica y financiera china y con los metales raros como materia paradigmática. ¿Qué táctica le corresponde a esta nueva coyuntura?
Sobre esta base el autor conversó con Diego Sztulwark y Franco “Bifo” Berardi. Compartimos algunas frases destacadas del intercambio:
Sztulwark: “Jun no explica Deleuze y Guattari, sino que los trae para resolver problemas concretos en función de hacer un corte a la lógica causal, a la forma en la que se reproduce el capitalismo. Ese corte tiene dos elementos que hay que considerar, porque es muy actual: en primer lugar, una geopolítica nueva. Presenta un mundo donde hay un cambio de hegemonía y otra cosa que dice es que hay una material estratégica nueva, que son los materiales raros”.
Bifo: “Lo central que Jun señala es que el neoliberalismo necesita la destrucción de formas de vidas producidas durante la modernidad. Es un intento de salir de una tendencia inscrita al interior del capitalismo. Se pregunta cómo poner un límite a esta destrucción del capitalismo y dónde está ese límite. La respuesta la va buscando en los procesos de devenir otro: devenir animal, minoría, mujer. A mí me parece que tenemos que inventar una nueva dimensión del devenir, que es el devenir nada. En esta época pandémica, la escena social está siendo tomada por el deseo de la nada, que es la muerte. El carácter necropolítico queda totalmente al descubierto”.
Jun Fujita: “La revuelta chilena muestra que hay una gran lucha de los pueblos contra los proyectos neoextractivistas, contra los neo-capitales en formación. En este contexto sería muy revolucionario la alianzas entre la máquina de guerra metropolitana y la máquina de guerra indígena. Hay quien dice que no se puede devenir revolucionario sin revolución, pero yo creo que es al revés: no hay revolución sin devenir revolucionario. Y un ejemplo es un poco lo que está pasando en Chile con el proceso constituyente”.
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