El pibe que le disparó a Trump

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Thomas Matthew Crooks es el proletario de la hipermáquina digital, es la otra cara del tecno-optimismo. Es el trabajador cognitivo precario, que escribe software por unos pocos dólares de salario. Es el consumidor compulsivo de estímulos electrónicos. Es el objetivo de todas las campañas promocionales de las empresas de alta tecnología, es la víctima del bombardeo neuroinformativo. El héroe suicida, aplastado por una miseria psíquica y sexual, que la retórica política no puede en modo alguno comprender.

El héroe de Butler

Cuando he leído las noticias sobre la empresa suicida de Thomas Crooks en Butler, me ha venido a la cabeza Anathematic anarchist incel, el protagonista de un documental de Gala Hernández López al que me referiré a continuación, y que puede encontrarse, si suscita el correspondiente interés, en Vimeo bajo el título de La mecánica de los fluidos. Crooks, el joven suicida que se sube al tejado para disparar al candidato, es para mí la figura central del drama estadounidense. Es él, Thomas Crooks, el incel [involuntary celibate] universal, la única subjetividad que me interesa en el mundo estadounidense preso de una gigantesca convulsión psicótica. El individuo que se manifiesta de repente en el techo de un almacén vestido con un traje militar gris es el mismo fantasma que Gala Hernández López busca en La mecánica de los fluidos.

No es Trump, no es Biden, no es la turba vociferante de racistas entusiastas del Mesías que esquiva la bala y levanta el puño, no son los Demócratas, preocupados porque Estados Unidos se precipite a un abismo indescifrable. Ellos detentan el poder, pero no son el sujeto de la historia.

El sujeto de la historia es Thomas Crooks, el pibe del que no sabemos nada, porque no hay nada que saber.

«Intelligent anassuming loser» [Un modesto perdedor inteligente], lo definen los investigadores.

«His intentions may have been less politically motivated and more about attacking the highest-profile target near him […]» [Sus intenciones pueden haber estado menos motivadas políticamente y más haberlo estado por el deseo de atacar el objetivo de más alto perfil situado cerca de él].

«Crooks seems similar to the dozens of other young men who’ve wreaked havoc across the US with high-powered assault-style rifles in recent years. He had few close friends, he would often go shooting at a local firing range, and he didn’t seem to display strongly held views that would suggest a politically driven assassination […]» [Crooks parece similar a las docenas de otros jóvenes que han causado estragos durante los últimos años en Estados Unidos pertrechados con rifles de asalto de alta potencia. Tenía pocos amigos íntimos, solía ir a disparar a un campo de tiro local y no parecía mostrar opiniones muy arraigadas, que puedan sugerir un asesinato por motivos políticos].

«“The more we know, the less we understand about the exact reason why”, said Juliette Kayyem, a former assistant secretary at the Department of Homeland Security and a CNN national security analyst» [Cuanto más sabemos sobre él, menos comprendemos el motivo exacto de su comportamiento, declaró Juliette Kayyem, exsecretaria adjunta del Departamento de Seguridad Nacional y analista de seguridad nacional en la CNN].

Cuanto más sabemos, menos entendemos, dice la pobre investigadora, que intenta descifrar el comportamiento de nuestro héroe. Es fantástico: por lo que podemos comprender a Thomas le importaba un bledo quién era el tal Trump o al menos le importaba realmente muy poco. Con la misma diligente atención habría disparado a Biden o a cualquier otro famoso personaje, que le hubiera permitido reverberar fama sobre él. El Narciso suicida no muestra interés alguno por los contenidos políticos de su acción. Su acción tiene un carácter metapolítico, incluso metafísico. Es el mundo entero el que se debe cancelar con ese gesto que no sólo pretende matar, sino sobre todo suicidarse. Crooks es el proletario de la hipermáquina digital, es la otra cara del tecno-optimismo. Es el trabajador cognitivo precario, que escribe software por unos pocos dólares de salario. Es el consumidor compulsivo de estímulos electrónicos. Es el objetivo de todas las campañas promocionales de las empresas de alta tecnología, es la víctima del bombardeo neuroinformativo. El héroe suicida, aplastado por una miseria psíquica y sexual, que la retórica política no puede en modo alguno comprender.

Cuanto más sabemos, menos entendemos, dice la pobre investigadora, que intenta descifrar el comportamiento de nuestro héroe.

En la High School [instituto] Bethel Park lo tenían por un alumno preparado, tranquilo. Sus compañeros le habían hecho bullying varias veces, a este crío lleno de granos, que aparece sonriendo en la foto. Le gustaba jugar al ajedrez y los videojuegos, estaba aprendiendo lenguajes de programación. Sus compañeros contaron que quería entrar en el equipo de tiro del colegio, pero no fue admitido, porque en las pruebas demostró que no tenía buena puntería. En 2023 la agencia de inversiones Black Rock rodó una película publicitaria en su instituto y Thomas aparece en una escena de la misma. Black Rock ha retirado la película de la circulación inmediatamente después del atentado en el que murió Thomas. Había sido admitido en la University of Pittsburgh y también en la Robert Morris Universtiy. Era un buen estudiante. Podría haber concluido sus estudios y luego seguir una carrera como ingeniero o algo similar. Habría ganado un sueldo ligeramente superior a la media. De sus opiniones políticas no sabemos mucho, de hecho tenemos informaciones contradictorias: donó 15 dólares a una campaña demócrata en 2022, luego, en los últimos tiempos, se había registrado en el censo electoral republicano.

Crooks es el proletario de la hipermáquina digital, es la otra cara del tecno-optimismo.

¿Por qué este pibe un día cogió el rifle de su padre y se dirigió diligentemente a Butler, donde se celebraba el mitin electoral de Donald Trump? ¿Qué representaba para él el hombre naranja?

Y sobre todo: ¿qué tipo de mermelada conforma el cerebro de los estadounidenses, de este pueblo de colonos armados, que se dispone a deportar a los extranjeros hispanos o mahometanos, que han cruzado fronteras superprotegidas y que se materializan como pesadillas paranoicas?

¿Qué tipo de mermelada conforma el cerebro de los estadounidenses, de este pueblo de colonos armados?

La mecánica de los fluidos

La mecanica de los fluidos, el documental de Gala Hernández López referido, comienza con un mensaje de Anathematic anarquista incel, anunciando su suicidio. Tras este mensaje, Anathematic anarchist incel no da más señales de vida, en esa semivida que viven los trolls, los avatares, en definitiva los alter egos de una generación que ha aprendido más palabras de una máquina que de una voz humana. En lugar del inconsciente, esta generación debería tener una prótesis conectiva, pero la prótesis no funciona tan bien, evidentemente, y el inconsciente, encapsulado en la jaula digital, produce monstruos. Félix Guattari hablaba de inconscient machinique mucho antes de que la máquina digital penetrara en la dinámica de la mente, pero hoy sabemos que el inconsciente conectivo es incompatible con el orden simbólico conjuntivo: lo digital recodifica el lenguaje, pero lo hace incapaz de acceder a la dinámica fluida de la afectividad, del deseo, de la amistad.

El lenguaje recombinante no es compatible con los flujos psíquicos. Deteriora la amistad, cuando la mente sólo funciona por oposiciones binarias: el formato conectivo de la mente, aunque optimiza la recombinación funcional, le impide conectarse empáticamente con otras mentes. Una especie de soledad sistémica resulta de esta incompetencia conjuntiva, que genera una ola de depresión.

La cura de Trump

La sociedad estadounidense está devastada por una depresión sistémica y Trump es la cura como Hitler fue la cura para la depresión sistémica de la sociedad alemana hace un siglo. Depresión, toxicomanía, dependencia de los medicamentos, constituyen el telón de fondo narrativo de la novela de J. D. Vance, el vicepresidente elegido por Trump para su ticket electoral. Si Trump es la expresión del pueblo de la Segunda Enmienda (racismo armado), Vance es la expresión del pueblo del Fentanyl (epidemia depresiva). Recordemos cómo acabó la cura practicada por Hitler en el siglo pasado y tratemos de imaginar cómo resultará la cura propuesta por Trump. Hitler desató las energías psíquicas hacia un chivo expiatorio que se encontraba en el seno de la sociedad europea y que debía ser eliminado. El chivo expiatorio de Trump-Vance, el alien criminal [criminal extranjero], es más indefinido, más grande, más inaferrable. De momento, parece que la cura Trump-Vance podrá compactar un cuerpo mayoritario de la sociedad estadounidense.

La galaxia incel

La galaxia incel es una reserva electoral para Trump, como ya lo había comprendido Angela Nagel en su libro de 2017 Kill all normies. Pero volvamos a La mecánica de los fluidos. El narrador de la película (la voz de Gala Hernández López) nos cuenta la búsqueda de este Anathematic anarchist incel  que en 2017 creó un grupo de 17.000 usuarios en Reddit llamado braincels. Gala Hernández López nunca conoció a este chaval salvo a través de sus publicaciones y le llamó la atención su último mensaje, aquel en el que Anathematic anarchist incel anuncia su suicidio.

I am a suicidal and I have been for weeks now

There is nobody that can save me now

My family wont’ help me, the hospital won’t give a shit about me

And I am incapable of helping myself

This is because American culture views people like me

As garbage

The blood of other thousands of people like me is on America’s hands…

My only wish is that I become a martyr

[Soy suicida y lo soy desde hace semanas. Ya no hay nadie que pueda salvarme ahora. Mi familia no me ayudará, al hospital no le importo una mierda. Y soy incapaz de ayudarme a mí mismo. Así es como la cultura estadounidense ve a la gente como yo. Como basura. La sangre de otros miles de personas como yo está en las manos de Estados Unidos… Mi único deseo es convertirme en mártir]

Anathematic anarchic incel envió este mensaje y luego desapareció y Gala Hernández López lo busca en los infinitos meandros de la semiexistencia, aventurándose en el universo online de la soledad sexual contemporánea, de la manosfera: un universo saturado de timidez agresiva, de individualismo exaltado y de repulsión por lo femenino. Y, sobre todo, de sufrimiento rabioso. Gala Hernández López busca a Anathematic anarchist incel en las interminables praderas digitales. Lo busca en los innumerables vídeos en los que machos tímidos o agresivos, barbudos o lampiños, expresan su visión de un mundo sin hembras. Muchos de ellos se graban en el interior de un coche. Algunos en un pequeño dormitorio con posters pegados en la pared. Todos dicen «fuck» cada tres palabras.

Luego Gala Hernández López recorre el universo Tinder, 26 millones de citas al día, almas que se buscan en un desierto que tiene su centro en un edificio de Silicon Valley y sus terminales en todos los barrios del mundo. La gente se busca para no encontrarse nunca, basándose en un algoritmo que evalúa su atractivo sexual. Que sí, que sí, asegura el dueño de Tinder, muchos matrimonios han sido posibles gracias a Tinder. El mercado de cuerpos cogibles o no cogibles empezó hace mucho tiempo, cuando Facebook nació en 2004 para abastecer este mismo mercado.

Me pregunto si el punto de contagio está en uno de estos foros de machos solitarios, dice Gala Hernández López, mientras un oleaje hace astillas los botes. Entonces se adentra en el universo de los videojuegos, donde hombres vestidos de metal con cascos y visores electrónicos matan a todos los que aparecen en la pantalla. Hay un foro que recoge mensajes de chicos que se han suicidado. Una tumba colectiva para los incel. Hay páginas web que publican los poemas de incels suicidas.

Bulging eyes focused on the man

While his pair of eyes stared right back

The crowd angered for the last act.

One last trick before parting ways

Glad to oblige he grabbed the saw

Splitting his torso from his legs

[Los ojos saltones se centraron en el hombre. Mientras su par de ojos le devolvían la mirada. La multitud enfurecida por el último acto. Un último truco antes de separarse. Encantado de hacerlo, agarró la sierra. Separando el torso de las piernas]

Víctimas y verdugos del futuro Reich

Desde que vi Elephant (2003), de Gus Van Sant, la figura del joven asesino me ha hipnotizado. En esa película se cuenta la historia de los dos chicos que en 1999 fueron a su escuela de Columbine (Colorado), armados con fusiles de asalto, y dispararon contra sus compañeros, matando a quince de ellos. En Columbine comenzó una masacre interminable, cuyo relato puede encontrarse en The Trace, un sitio web, que se presenta como «An Atlas of American Gun Violence» y que lleva la cuenta de los muertos, los heridos y los suicidios provocados por tiroteos indiscriminados en Estados Unidos a lo largo de los años.

En 2015 escribí un libro,  Heroes: Mass Murder and Suicide, sobre esta matanza interminable, porque me parecía que en este fenómeno estaba la clave para entender Estados Unidos, la implosión psíquica de un país aterrador, que arde cada vez más rápido, pero que desgraciadamente no puede arder sin que arda también el resto del mundo con él. Ahora estoy más convencido que nunca de que la palabra «sociópata», que se utilizó en su día para describir al tipo de enfermos mentales que odian a sus semejantes hasta el punto de desearles el mal y hacer todo lo posible por atormentarlos, ya no sirve desafortunadamente para definir a una categoría específica de patología mental, porque la sociopatía se ha convertido en un carácter universal de la humanidad conformado en el distanciamiento digital y luego filtrado por el distanciamiento pandémico. Hay toda una industria de criptodrónica al servicio de esta sociedad sociópata: los drones y la criptografía te permiten matar anónimamente a alguien cuya cara nunca has visto, como hacen los soldados israelíes. Muchos lo hacen sólo por divertirse. Los que no han sufrido la sociopatía solo pueden buscar vías de fuga y nichos en los que esconderse. Desertar.

Gunther Anders escribió en 1962:

La técnica que el Tercer Reich ha puesto en marcha a gran escala aún no ha llegado a los confines de la tierra, aún no es «tecno-totalitaria». Todavía no ha llegado la noche. El horror del reinado venidero superará con creces el de ayer, que en comparación sólo parecerá un teatro experimental provinciano, un ensayo general del totalitarismo disfrazado de ideología estúpida, Gunther Anders, Noi figli di Eichmann, Florencia, Giuntina, 1995, p. 66.

Y también:

Podemos esperar que los horrores del Reich futuro eclipsen los horrores del Reich del pasado […] cuando un día nuestros hijos o nietos, orgullosos de su perfecta comecanización, miren desde las alturas de su imperio de mil años al Reich de ayer, les parecerá un experimento menor y provinciano, ibid.).

Ahora los nietos de Anders son testigos del triunfo del Nuevo Tercer Reich, que ya no se limita a Alemania, sino que se extiende por toda la tierra, como un monstruo de muchas cabezas, armado con artefactos exterminadores. Anders comprendió que la historia que nos contaron después de 1945 era una fábula falsa, o tal vez una ilusión óptica. La muerte de Hitler, la destrucción de la Alemania nazi, no fue en absoluto el final del horror, sino el final de su comienzo, la derrota de un primer intento inmaduro.

Ahora lo vemos claramente, el monstruo ha resurgido con un nuevo disfraz multicolor y con un equipo enormemente más poderoso. Invencible. Eterno. Hitler está en todas partes en 2024, ataviado con diferentes chaquetas y en todas partes promete genocidio, en todas partes despliega guardias armados en la frontera, en todas partes azota, ahorca, tortura.

Gaza es el símbolo de la era venidera.

Hitler está en todas partes en 2024. Gaza es el símbolo de la era venidera.

El suicidio es el comportamiento más racional para miles de millones de individuos destinados al suplicio, que en general, sin embargo, se ven frenados por motivos irracionales: la ilusión de que el mañana podría ser mejor, el miedo a la nada. Algunos, cada vez más numerosos, eligen el suicide by cop, el suicidio facilitado por un policía que en un momento dado irrumpe en escena y le dispara en la cabeza para interrumpir su acción. Poco a poco el ejército de suicidas se extiende, llevando la muerte a los supermercados, las escuelas, las iglesias, las calles, con armas mortíferas guardadas en la bodega junto con las mermeladas y las botellas de vino malo. Esta es la guerra civil más probable en el Estados Unidos futuro de Trump. Thomas Crooks es la víctima inconsciente y, al mismo tiempo, el cómplice.

También él, Narciso mefistofélico, quiere unirse a la fiesta y dispara al tipo de pelo naranja que habla, sin importarle quien sea, sin importarle lo que esté diciendo. Aquí están seducidos en el abrazo triunfal, ¿quién puede decir quién es la víctima y quién el verdugo?

Publicada originalmente en diario.red

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